La alfarería producida en Quart estaba destinada al consumo popular. Todo el mundo necesitaba cubos para sacar el agua del pozo, cántaros para beber y garrafas para transportar vino o el agua. Tramosteras y cántaros para el aceite; ollas, cazuelas y ansata para cocinar; jarras para salar aceitunas y conservar alimentos; cuencas y platos para manipularlos. También se necesitaban barreños para guardar agua, aceite y lavar ropa.
Se fabricaban piezas de función específica, como embudos, tostadoras de castañas, bebederos para los animales y colas para calentar la cama y casó para poner bajo las faldas de las vendedoras del mercado. Brescadoras para hacer humo para sacar los panales de miel o calentadores para conservar calor y calentar la comida.